NUEVA YORK, EE.UU./ INFOBAE.– Vapear con cigarrillos electrónicos que contienen nicotina puede ser adictivo. Las advertencias que, durante meses, se discutieron en los Estados Unidos acaban de ser confirmadas por primera vez en el informe de un panel nacional de salud pública. Los expertos enfatizaron que los adolescentes que utilizan estos dispositivos corren un riesgo mayor de luego fumar cigarrillos comunes.
La industria del vaping, o vaporeo, ha argumentado que el producto no es un peldaño en la escalera hacia el hábito de fumar convencional, ni hacia la adicción. Los opositores sostenían que la gente joven se volvía adicta a la nicotina y de ahí pasaba al consumo de cigarrillos comunes que causan cáncer.
Ahora el nuevo informe de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina es «el análisis más completo de la investigación sobre e-cigarettes hecha hasta el momento», describió The New York Times.
Aunque el informe citó pruebas fuertes de que el cigarrillo electrónico «es más seguro que los productos tradicionales para fumar y podría ayudar a que los fumadores dejaran el hábito», no lo consideró un dispositivo seguro, ni mucho menos. «Existe evidencia sustancial de que el uso del e-cigarette causa síntomas de dependencia», por un lado; por otro, «no están claros todavía sus efectos sobre la salud a largo plazo».
La advertencia principal del panel apunta a un público específico: «Millones de estadounidenses usan cigarrillos electrónicos, y su uso más grande se da por lo general entre los jóvenes adultos y los adolescentes».
Vapear puede hacer que estos dos grupos «hagan un tránsito» hacia los cigarrillos tradicionales, lo cual los pondría en peligro mucho mayor de adicción. Pero, por el momento, no hay un vínculo significativo entre el vaporeo y el tabaquismo en el largo plazo, ya que se trata de un producto que reapareció masivamente —existía desde la década de 1960, pero no contaba con millones de adeptos— hace poco.
El estudio de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos confirmó la escasa seguridad de los e-cigarette.El estudio de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos confirmó la escasa seguridad de los e-cigarette.
«No es simple categorizar al cigarrillo electrónico como beneficioso o dañino», dijo David Eaton, titular del comité que realizó el informe y decano de la Escuela Graduada de la Universidad de Washington, en Seattle. «En algunas circunstancias, como cuando lo usan adolescentes y adultos jóvenes que no fuman, sus efectos adversos claramente merecen nuestra preocupación. En otros casos, como cuando los fumadores adultos los emplean para dejar de fumar, brindan la oportunidad de reducir las enfermedades asociadas al tabaquismo».
Estos dispositivos tienen menos sustancias tóxicas, pero cada líquido que se puede vapear tiene diferentes características; también influye en su nivel de inocuidad, o lo contrario, la forma en que opera. En todo caso, producen lo que se llama «exposición de segunda mano»: en espacio cerrados aumentan las concentraciones de partículas en el aire, tanto de nicotina como de otras.
Si alguien fuma puede ayudarlo a dejar; pero si no fuma, puede llevarlo a que lo haga.
Si bien no se halló ninguna vinculación con problemas como el cáncer (aunque se hizo la recomendación de estudiar la cuestión en el largo plazo), se advirtió a las embarazadas que, dado lo poco que se sabe sobre los efectos de vaporeo, «no hay prueba disponible sobre si el e-cigarrillo afecta el desarrollo del feto».
El informe se desarrollo desde 2016, cuando fue encargado, tras la autorización que recibió la Administración para el Control de Drogas (DEA) para regular productos de tabaco, antes fuera de su jurisdicción, como los cigarros y los cigarrillos electrónicos.